Conceptos

Rechazo

Las 5 heridas de la infancia

Esta herida se produce cuando el niño se siente ignorado, rechazado o abandonado emocionalmente por sus progenitores, que adoptan una actitud de repeler al individuo, incluso en ocasiones, antes de que el niño nazca. Una actitud que estará basada en lo que el individuo ES o NO, por ejemplo: “El padre deseaba tener una hija mujer y nació un niño.”

La máscara relacionada con esta herida es la del HUIDIZO, que se caracteriza por una tendencia a evitar situaciones o relaciones emocionales íntimas para protegerse de un posible rechazo.

Es común que la herida de rechazo se viva con el progenitor del mismo sexo. Y en este punto es importante aclarar que los padres tienen la misma herida que le heredaron a su hijo, lo que determinará el tipo de relación consciente e inconsciente que ellos tendrán a lo largo de su vida.
El progenitor del mismo sexo nos enseña a amar y a darnos amor, por lo que la herida de Rechazo hará que la enseñanza se tome con dificultad o no se aprenda, haciendo que el individuo que lleva esta herida tenga conflictos con aceptarse o amarse a sí mismo.

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Algunos escenarios posibles en los que se haya programado la herida de RECHAZO son:

  • Bebé no deseado, concebido por accidente.
  • Bebé del sexo opuesto al que se quería.
  • Bebé con problemas de salud o discapacidad.

A continuación vamos a enumerar varias características que pueden estar presente en un individuo con herida de RECHAZO , aclarando que no se tienen que cumplir todas e incluso pueden combinarse con otras heridas, ya que cada individuo es único y especial y dependerá absolutamente de la interpretación que haga de su ambiente, determinando así también el tipo de herida y la intensidad con que la viva.

TIPO DE CUERPO:

  • Cuerpo pequeño y delgado, que lo hace poco visible y fácil de desaparecer, como si tuviera la necesidad de no ocupar espacio.
  • Piel muy pegada al cuerpo, incluso en las articulaciones se notan los huesos, dando una apariencia fragmentada o incompleta: Falta de glúteos, senos, mentón, tobillos delgados o algún hueco en el pecho, la espalda o en el vientre.
  • Pueden percibirse algunas asimetrías o alguna parte del cuerpo parecer desencajada.
  • Alguna parte del cuerpo puede parecer desproporcionada, como si hubiera dejado de crecer antes que el resto, conservando la forma de niño.
  • Rostro y ojos pequeños que transmiten la sensación de temor, a veces rodeados de ojeras que le dan al individuo la sensación de estar mirando a través de una máscara o antifaz.
  • Un cuerpo pequeño y frágil provoca que la mamá lo proteja en exceso (reafirmando su pequeñez y debilidad) y de esa forma se sienta sofocado, una sensación que se puede repetir de adulto cuando alguien intente amarlo y lo rechazará para no volver a sentir la asfixia.
  • Puede padecer de problemas cutáneos, ya que la piel es el órgano o barrera que nos separa del resto y eso representa un estrés para el individuo con la herida de rechazo.

CARACTERÍSTICA DE LA MÁSCARA: PERSONALIDAD DEL DEPENDIENTE:

  • Duda de su valor o de su derecho a existir.
  • Viven normalmente la sensación de ‘estar en la luna’, huyendo y no prestando atención al momento presente.
  • Normalmente son niños silenciosos y viven mucho en su mundo imaginario.
  • A menudo sienten que sus padres no son sus padres, desencajados en la familia.
  • Desear huir o estar fuera de casa es común para quien posee la herida de rechazo.
  • Son niños que se esconden en cualquier lugar de la casa, con un deseo inconsciente muy profundo de ser encontrados.
  • Aún en el vientre, cuando se realizan estudios médicos (ecografía) ‘no se dejan ver’.
  • Al percibirlos débiles los demás se toman la atribución de hacer o decidir por ellos.
  • Son poco apegados a las cosas materiales (No cargar con ellas permite huir fácilmente), haciendo que se interesen más por lo espiritual o lo intelectual.
  • Se pregunta qué hace en el mundo, creyendo que es difícil ser feliz aquí.
  • En ocasiones rechaza su sexualidad por creer que no la necesita o porque es poco importante, lo que provoca también que su pareja lo rechace por el mismo motivo.
  • Se desvaloriza constantemente por desear ser perfecto con el fin de obtener reconocimiento propio y de los demás.
  • No se siente visto o valorado por el progenitor del mismo sexo, que muchas veces aprueba a su hijo cuando este manifiesta un deseo de irse o huír de su casa.
  • Prefiere la soledad para no recibir mucha atención, lo que normalmente hace que no tenga muchos amigos, pero esa soledad a su vez lo hace sentir rechazado.
  • Habla poco y en los grupos puede posicionarse detrás o lejos, para no ser visto.
  • Al ser rechazado por el progenitor del mismo sexo, el individuo con esta herida buscará inconscientemente el amor y la aprovación en personas de su mismo sexo
  • El odio o el rencor es algo que pueden experimentar al sentirse frustrados o decepcionados en la búsqueda del amor.
  • No creen tener el valor para ser elegidos como amigos, pareja o como ser amado.
  • Creen que sus actos o palabras carecen de valor.
  • Si ocupa mucho lugar cree molestar.
  • Cuando lo interrumpen, inmediatamente interpreta que no es importante lo que estaba diciendo.
  • Duda de expresar su opinión si no se la solicita evitando así pasar vergüenza, cualquier rechazo u oposición.
  • Presenta dificultades en pedir o exigir para no interrumpir o molestar a los demás.
  • El pánico es su mayo temor, lo que lo llevará a evitar cualquier situación que lo provoque, ya que si sucede se paralizará y no podrá huir.
  • Al momento de comer prefiere porciones pequeñas y pierde el apetito ante situaciones de estrés o de temor, lo que los hace más propensos a padecer anorexia.
  • Puede ser adicto a ciertas sustancias que le permiten ‘huir’ de la realidad.

Si te identificas con ciertas características de esta herida, deberás hacerte consciente de la interpretación que has hecho acerca de todo lo que ha sucedido en tu vida y reconozcas cuando y cómo te sentiste rechazado/a, poniendo el foco en lo que viviste con tus progenitores o incluso lo qué pasó con ellos antes de que nacieras, ya que es ahí dónde se encuentra el conflicto emocional primario y que luego por repetición se proyectará en tu vida reviviendo el mismo rechazo.

Es importante que entiendas, que tus progenitores tienen o tenían la misma herida que tu y que ellos la heredaron de sus propios padres (tus abuelos), dejando en evidencia el mecanismo de herencia de información, que te libera de hacer cualquier juicio de valor y que además, a través de dicha repetición, podes tomar consciencia de que es algo que se necesita sanar en tu inconsciente y en el inconsciente familiar.

Cuanto más profunda sea la herida de rechazo, más circunstancias de ser rechazado o de rechazar a los demás atraerás a su vida, ya que todas ellas te recuerdan lo mucho que te rechazas a tí mismo/a y que son sólo espejos que proyectan tu información interior (tu herida) con el único fin de que tomes consciencia de ella para que la puedas sanar.

Es importante que identifiques el rechazo con el progenitor del mismo sexo, ya que si sientes que te ha rechazado puedas tener el mismo rechazo hacia él, llevándote así a acumular enojo y resentimiento que alimentan tu incapacidad de perdonar, convirtiéndose en un círculo vicioso que te aleja de poder sanar la herida.

Un progenitor que rechaza es porque sólo conoce el rechazo, ya que eso es lo que él obtuvo de sus propios padres, como ya dijimos, el progenitor del mismo sexo nos enseña a amar y a darnos amor, pero si él no lo aprendió tus abuelos, se rechazará así mismo y ese es el modelo que tu has aprendido y que da origen al tipo de relación que ustedes tienen, algo que deberás tener muy presente para liberarte de cualquier juicio de valor y romper el ciclo de repetición.

Esta herida como camino de autoconocimiento y evolución te invita a ocupar el lugar que realmente mereces, a encontrar el propio valor, tu derecho a existir, a elevar tu autoestima y encontrar el amor propio que tal vez tus ancestros no han podido encontrar

IMPORTANTE: Lo expuesto aquí no es un diagnóstico, sino que son generalidades simbólicas que se utilizan en la búsqueda del conflicto, siempre con la participación del consultante, indagando en su historia personal para que tome consciencia de lo que está generando el síntoma o el comportamiento que desea sanar.

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