Conceptos

Humillación

Las 5 heridas de la infancia

Esta herida se produce cuando el niño se siente humillado, ridiculizado, criticado o menospreciado por sus progenitores si son muy críticos o si el niño no cumple con las expectativas que tenían para con él.

La máscara relacionada a esta herida es la del MASOQUISTA, que se caracteriza por un deseo inconsciente de ser castigado, humillado o rechazado como resultado de la creencia de que no es digno de amor y aceptación. Las personas que llevan esta máscara pueden sentirse atraídas por situaciones o relaciones en las que son tratadas de manera humillante o abusiva y pueden tener dificultades para establecer límites saludables, que llevan a tolera comportamientos abusivos por parte de otros.

Se dice que esta herida puede hacerse presente entre el primer y el tercer año de edad y está ligada al mundo físico, ya que se da cuando el individuo comienza a desarrollar sus capacidades: caminar, comer solo,comportarse, escuchar, aprender de sus padres y todo lo que esté relacionado con el “HACER” y el “TENER QUE” y que si en algún momento, el niño siente que sus padres se avergüenzan de él por no cumplir con esas expectativas, incluso si se lo degrada, compara, rebaja, mortifica o se lo avergüenza ante otros, la herida de humillación se verá potenciada.
Tal vez se piense que a esa edad el niño no tiene total entendimiento de las cosas, pero a nivel inconsciente puede percibir exactamente todo lo que sus padres están sintiendo y si ellos manifiestan algún desagrado al respecto o incluso utilizan la vergüenza o la humillación como forma de castigo o de educar, todo eso contribuirá a hacer más grande la herida emocional.
Cuando la herida ya se ha creado, es muy probable que el niño viva de forma repetida situaciones similares y eso agrava aún más su intensidad: Un ejemplo común que tiene que ver con el desarrollo sexual, es que algún progenitor sorprenda al niño tocando sus genitales y lo avergüence por ello, algo que tendrá impacto en su vida sexual de adulto. Algo similar puede suceder con la desnudes propia o al sorprender a alguno de sus progenitores sin ropa, que al sentirse humillado, aprenderá que el cuerpo es motivo de vergüenza y luego por consecuencia la tendencia será a ocultarlo.
La sobreprotección de los padres puede contribuir a ampliar esta herida si el niño siente que no puede desempeñarse con libertad en el plano físico, incluso al utilizar ciertos castigos que lo avergüenzan, contribuyen a ampliar la herida y por consecuencia a atraer más situaciones similares, que a nivel inconsciente llevan al niño a hacer cosas que están ‘prohibidas’ por sus padres para recibir constantemente el mismo tipo de castigo.

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TIPO DE CUERPO:

  • Cuerpo grueso (no musculoso) con cierto exceso de grasa, que visto de frente o de costado, se observa su forma redondeada y que el individuo puede sentir vergüenza de mostrar y por consecuencia tiende a esconderlo.
  • Talle corto, cuello grueso y convexo, tensión el cuello, la garganta, la mandíbula y la pelvis.
  • Rostro redondeado, ojos bien abiertos con mirada inocente (niño).
  • Espalda ancha: simbólicamente presenta lo que se obliga a cargar, ya que tiene la idea de que debe hacerse cargo de la situación de los demás.
  • El exceso de peso que traduce su carga emocional, puede hacer que su piel se vea tensa o estirada.
  • Usa ropa ajustada y su apariencia es muy importante, por lo que preferirá vestirse de forma elegante, pero la vergüenza estará presente ante la duda de hacerlo bien.
  • El dolor de espalda y la sensación de pesadez en esa zona es común para ellos, algo que simboliza su carga emocional.

CARACTERÍSTICA DE LA MÁSCARA: PERSONALIDAD DEL MASOQUISTA:

  • Encuentra satisfacción o placer cuando sufre, provocando situaciones para hacerse daño o castigarse antes que alguien más lo haga.
  • En ocasiones le es difícil reconocer su herida porque no hacen consciente la vergüenza o humillación que viven en ciertas situaciones.
  • El “Tener que” o el “hacer” puede llevar a la idea de que tiene que complacer a los demás sin importar el precio.
  • No hacer las cosas lo suficientemente deprisa o al ritmo de los demás lo avergüenza.
  • Cuando se dedica a los demás cree que no le pasará nada vergonzoso, pero como se relaciona desde su herida termina siendo humillado o abusado.
  • A pesar de su naturaleza servicial no se sienten reconocidas.
  • Al ocuparse constantemente de los demás no se da cuenta de que se rebaja o se humilla así mismo, algo que reafirma constantemente al manifestar que no podrían hacer nada sin él.
  • Personalidad controladora que tiene el fin de evitar el sentimiento de vergüenza (apariencia, educación, etc.) y que se puede potenciar entre un hijo y una madre con la misma herida.
  • Tiene dificultades para expresar sus necesidades más profundas por miedo a ser avergonzado o avergonzar a otro.
  • Son sensibles y pueden sentirse heridos con facilidad. De la misma forma proyectan esa sensibilidad en los demás, que con el afán de sentirse útiles y ocuparse de ellos se olvidan de sí mismos y de sus propias necesidades.
  • Utilizan el humor para reír y hacer reír a los demás. Son muy expresivos y hacen que sus relatos parezcan graciosos, incluso cuando hablan de ellos (humillación inconsciente).
  • La mínima crítica los hace sentir humillados, poco importantes y no pueden aceptar que los otros no los consideren especiales o importantes.
  • Utilizan diminutivos en su vocabulario, principalmente cuando dicen algo bueno sobre sí mismos y aumentativos cuando se critican o humillan.
  • Se culpan por todo y cargan con la culpa de los demás, lo que en ocasiones genera un estado de impotencia que sólo aumenta su humillación.
  • Aprecian mucho la libertad, aunque las obligaciones que se crean siempre atentan contra eso.
  • Al sentirse libres, viven su vida al máximo, cayendo en excesos (comer, comprar, beber, cocinar, ayudar, trabajar, gastar, hablar, etc) que ante la mirada de los demás los hace sentir juzgados.
  • Le gusta actuar de intermediario entre otras personas con la finalidad de amortiguar cualquier conflicto, incluso al sentirse responsable se convertirá en un chivo expiatorio si es necesario para la situación. Si no lo hace tendrá la misma sensación de culpabilidad por no actuar, llegando al punto de hacer cosas que nunca haría para él.
  • Tienen el don de atraer situaciones humillantes, que sólo refuerzan su herida.
  • El desagrado es un sentimiento común respecto a infinidad de cosas que lo puedan avergonzar (sus padres, su cuerpo, su casa, etc.)
  • La vergüenza y la culpa del masoquista pueden afectar significativamente su sexualidad, potenciándose por creencias sociales, religiosas, morales que limitan su libertad de disfrute y les hacen creer que no son merecedores de placer.
  • Sus deseos reprimidos hacen de estas personas muy sensuales y sexuales.
  • Sienten vergüenza ante una nueva pareja cuando hay que desvestirse en plena luz.
  • El adolescente con esta herida, puede sentirse avergonzado con su primer beso, su primera vez, el desarrollo de su cuerpo, la aparición de la menstruación o el crecimiento de los senos en el caso de las niñas.
  • Puede tener una actitud extremista frente a su hábito de alimentación en el que la vergüenza y la culpa son factores comunes, que contribuyen de forma significativa a la acumulación de peso corporal.

Si te identificas con algunas características de esta herida, es importante entender que la culpa o la vergüenza, como cualquier sentimiento o emoción viene desde tu interior, por lo que será conveniente poner atención en lo mucho que te culpas o te avergüenzas de tí mismo/a o de otras personas, incluso debes ser consciente de lo extremista que puedes llegar a hacer en muchas situaciones, por lo que deberás tener en cuenta que lo más importante no es lo que se vive, sino lo que interpretas sobre lo que está sucediendo.

También deberás observar qué cosas decides cargar, ya que tal vez estás poniendo demasiada energía en situaciones o personas que sólo potencian tu herida de humillación y redirigir ese potencial en elevar tu autoestima y contribuir al amor propio que te acerque a tu sanación.

Será muy importante también reconocer al progenitor que cargue la misma herida que tu, lo que te permitirá ser compasivo y evitar cualquier juicio hacia su persona, entendiendo que él la heredó de sus propios padres (tus abuelos) y que tal comprensión, contribuirá a sanar las emociones que alimentan la herida de las partes.

Sin dudas que el perdón será la medicina por excelencia que sane esta herida, algo que se podrá conseguir al entender el mecanismo inconsciente que la gobierna, para así transformar cada emoción en un aprendizaje y dejar de sufrir con ese dolor que sólo viene a invitarte a evolucionar.

IMPORTANTE: Lo expuesto aquí no es un diagnóstico, sino que son generalidades simbólicas que se utilizan en la búsqueda del conflicto, siempre con la participación del consultante, indagando en su historia personal para que tome consciencia de lo que está generando el síntoma o el comportamiento que desea sanar.

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Conceptos

Las 5 heridas de la infancia

Se le llama HERIDA DE LA INFANCIA a una experiencia dolorosa o traumática que el individuo ha experimentado en su niñez y que ha dejado una marca emocional duradera que se extenderá en el tiempo y se proyectará en su vida de adulto. Estas heridas emocionales pueden ser el resultado de experiencias como el abuso emocional, físico sexual, la negligencia, el abandono, la traición o la injusticia.

Estas experiencias pueden ser reales o percibidas (conscientes o inconscientes) y normalmente son causadas por la relación del niño con sus progenitores o quienes hayan cumplido con ese rol de autoridad.
Cuando se experimenta una herida emocional en la infancia, eso puede afectar su forma de ver y relacionarse con el mundo a su alrededor, lo que puede impactar en su autoestima, su capacidad para establecer relaciones saludables, su sentido de confianza y seguridad, y su capacidad para manejar emociones negativas.
Como el aspecto físico está estrechamente relacionado con lo emocional, estas heridas pueden verse reflejadas en las formas y características del cuerpo, que ayudan a identificar con mayor eficiencia la herida que cada individuo vive o ha vivido.

Cuando hablamos de la MÁSCARA, nos referimos a una serie de patrones de COMPORTAMIENTO y de PERSONALIDAD que el individuo desarrolla como resultado de su herida emocional temprana. Estos patrones son una forma de DEFENSA PSICOLÓGICA que la persona adopta para protegerse de futuras heridas emocionales similares, afectando significativamente su relación con los demás, cómo se ve a sí misma, cómo ve el mundo que la rodea y por consecuencia determinando cada aspecto de su propia vida.

Según la psicoterapeuta y escritora Lise Bourbeau, las cinco heridas de la infancia son:

HERIDA DE RECHAZO:
Esta herida se produce cuando el niño se siente ignorado, rechazado o abandonado emocionalmente por sus progenitores. La máscara relacionada con esta herida es la del HUIDIZO, que se caracteriza por una tendencia a evitar situaciones o relaciones emocionales íntimas para protegerse de un posible rechazo. Las personas que llevan esta máscara pueden tener miedo de involucrarse emocionalmente con los demás y pueden sentirse incómodas con la idea de depender de los demás o de ser dependientes de ellos.
Quienes llevan la máscara del huidizo pueden tener una autoestima baja y una sensación de falta de valor propio. Tienen dificultades para establecer relaciones significativas y satisfactorias, que los lleva a sentirse solos o aislados. Pueden tener miedo de expresar sus necesidades o deseos y estar dispuestos a complacer a los demás para evitar el rechazo.

HERIDA DE ABANDONO:
Esta herida se produce cuando el niño se siente abandonado física o emocionalmente por sus progenitores. La máscara relacionada con esta herida es la del DEPENDIENTE, que se caracteriza por una tendencia a depender de los demás para sentirse valorado y amado.
Quienes llevan esta máscara pueden tener dificultades para tomar decisiones por sí mismas y tener miedo de enfrentar situaciones difíciles o desafiantes. Pueden sentir que necesitan la aprobación y el amor de los demás para sentirse seguros y confiados.
Las personas que llevan la máscara del dependiente tienen una autoestima baja y pueden sentir que no son capaces de cuidarse a sí mismas. Tienen dificultades para establecer límites saludables y para expresar sus necesidades y deseos. En muchas ocasiones están dispuestas a complacer a los demás para evitar el abandono o la pérdida, incluso a veces forzándose a mantener relaciones en las que se abandona así mismo para no vivir en soledad.

HERIDA DE HUMILLACIÓN:
Esta herida se produce cuando el niño se siente humillado, ridiculizado, criticado o menospreciado por sus progenitores si son muy críticos o si el niño no cumple con las expectativas que tenían para con él. La máscara relacionada con esta herida es la del MASOQUISTA, que se caracteriza por un deseo inconsciente de ser castigado, humillado o rechazado como resultado de la creencia de que no es digno de amor y aceptación. Las personas que llevan esta máscara pueden sentirse atraídas por situaciones o relaciones en las que son tratadas de manera humillante o abusiva y pueden tener dificultades para establecer límites saludables y tolerar comportamientos abusivos por parte de otros.

HERIDA DE TRAICIÓN:
Esta herida se produce cuando el niño se siente traicionado por sus progenitores. Esto puede incluir experiencias de haber sido engañado, traicionado o abandonado por alguien en quien confiaba y la traición puede dejar una sensación de dolor y desconfianza en las relaciones a lo largo de su vida.
La máscara relacionada con esta herida es la del CONTROLADOR, que se caracteriza por una necesidad de controlar las situaciones y las personas para evitar ser traicionado nuevamente. Quienes llevan esta máscara pueden tener dificultades para confiar en los demás y sentir que necesitan controlar cada aspecto de sus vidas para sentirse seguros. Tienen dificultades para aceptar ayuda de los demás, produciendo relaciones disfuncionales y tóxicas. Al ser perfeccionistas, tienen dificultades para aceptar críticas.

HERIDA DE INJUSTICIA:
Esta herida se produce cuando el niño siente que ha sido tratado injustamente por sus progenitores, que puede incluir experiencias de ser castigado injustamente, no ser escuchado o ignorado, o sentir que las reglas y expectativas eran inconsistentes o inapropiadas para él. La máscara relacionada con esta herida es la del RÍGIDO, que se caracteriza por una necesidad de controlar y mantener un sentido estricto de las reglas (justicia) y expectativas, tanto para uno mismo como para los demás. Quienes llevan esta máscara pueden tener dificultades para adaptarse a los cambios y ser inflexibles en su forma de pensar y actuar. Tienen dificultades para aceptar diferentes perspectivas y para ser abiertos a nuevas experiencias y oportunidades.
Las personas que llevan la máscara del rígido pueden sentir que necesitan ser perfectos en todo lo que hacen para sentirse aceptados y valorados. Tienen miedo de cometer errores y son muy críticos consigo mismos y con los demás. A veces pueden tener dificultades para expresar sus emociones y para conectarse con los demás de una manera auténtica.

Cada una de estas heridas tiene un impacto significativo en la vida de la persona, afectando su capacidad para relacionarse con los demás, para confiar en sí misma y para establecer límites saludables. Es importante entender que estas heridas no tienen por qué definir la vida adulta de una persona y que es posible sanarlas a través del trabajo en uno mismo y el cuidado personal. La terapia, la meditación, el trabajo con un terapeuta, la práctica de la autocompasión y el autoconocimiento son algunas de las formas en que las personas pueden ser conscientes de sus heridas de la infancia para poder sanarlas y así vivir una vida más plena y satisfactoria.

Es importante recordar que cada persona es única y que las heridas de la infancia pueden manifestarse de diferentes maneras en cada individuo. Algunas personas pueden tener una o dos heridas, mientras que otras pueden tener todas ellas. También es posible que una persona experimente diferentes máscaras relacionadas con cada herida en diferentes momentos de su vida, dependiendo de las situaciones que esté enfrentando y de cómo se sienta en ese momento.

En general, el trabajo para sanar las heridas de la infancia implica aprender a reconocer los patrones de comportamiento y las creencias que se han formado como resultado de esas heridas y reemplazarlos con patrones y creencias más saludables y positivos, lo que puede requerir una ardua tarea para remover esos aspectos de nuestra sombra, pero que sin dudas nos va a conducir a una vida más plena y satisfactoria en el futuro.

En las siguientes publicaciones voy a estar compartiendo de forma individual aspectos de cada herida y su máscara, para que sea más fácil identificarlas.

¿CON CUÁL TE IDENTIFICAS MÁS? PUEDES COMPARTIR TU PERSPECTIVA EN LA CAJA DE COMENTARIOS DEBAJO.