
La Medicina nos dice que la ‘Espasmofilia’ o también conocida como ‘Pánico’ es un síndrome ligado a un estado de hiperexcitabilidad neuromuscular y afectiva crónica. Se manifiesta por espasmos, hiperventilación, parestesias (trastornos de la sensibilidad) de las extremidades y del rostro, con sensación de parálisis y malestar, acompañada a veces con una sensación de muerte inminente.
Desde la Biodesprogramación observamos el síntoma como una ‘SOLUCIÓN BIOLÓGICA’ que el cerebro inconsciente ha elegido para ‘RESOLVER UN CONFLICTO’ que el individuo es incapaz de solucionar conscientemente. En el caso del ‘Pánico’, es el mecanismo de la ‘Ansiedad’ funcionando de forma extrema y patológica. Anteriormente se explicó que la ‘Ansiedad’ es un programa biológico que el cerebro ejecuta para mantener la supervivencia del individuo, es la herramienta que constantemente está alerta ante los ‘Peligros’ y que sin ella el Ser humano estaría inconsciente. Es la señal que indica ‘No tocar que te puedes quemar’, la que hace mirar los lados antes de cruzar la calle y toda alerta que tenga la intención de cuidarnos y protegernos.
Cuándo este mecanismo RECIBE UNA SEÑAL DE PELIGRO, que puede llegar por cualquier estímulo que el cerebro RECIBA A TRAVÉS DE LOS SENTIDOS e incluso un simple PENSAMIENTO puede activarlo, se ‘enciende’ la alarma y comienza un proceso para adaptar el cuerpo a ese momento de estrés, hay que HACER FRENTE AL DEPREDADOR y para eso pone en marcha otro programa biológico de supervivencia que prepara al organismo para el ATAQUE O LA HUIDA, incluso para entrar en PARÁLISIS (Tanatosis) como es común en el caso del ‘Pánico’; un programa muy antiguo de la naturaleza que ha permitido la supervivencia de cualquier ser vivo.
Como el cerebro, es una máquina que SE EXPLICA LO QUE SUCEDE CON LA INFORMACIÓN QUE TIENE GUARDADA, es decir con la información heredada y todo lo que el individuo vivió en su pasado, en el caso de un ‘Ataque de pánico’ en esa información guardada posiblemente EXISTA UN MIEDO EN EL QUE NO SE PUDO ESCAPAR DEL DEPREDADOR, ya que por alguna razón se impidió el movimiento, no se tuvo la capacidad motriz o no se consiguió la fuerza suficiente para hacerlo, sumando a todo esto la imposibilidad de expresar o compartir (comunicar) sus emociones y sentimientos ante lo sucedido (desvalorización).
Aunque ante muchos eventos, no se haya estado realmente en peligro de muerte, cualquier miedo o estrés extremo que se viva, para el cerebro más antiguo, será catalogado como de vida o muerte. Un ejemplo muy común, son las memorias de abusos, en la que el abusador toma el lugar del depredador y el individuo vive el conflicto o el estrés de la forma ya mencionada.
VARIANTES:
- Conflicto de desplazamiento/desvalorización en un contexto de situación opresiva con solución motriz impedida.
- Conflicto con un adversario invisible contra el cual es imposible batirse.
- Pedofilia, incesto.
- Miedo a hacer o a estar obligados (nervios) a hacer el gesto que no podemos hacer (por la razón que sea).
- Memorias de parto difícil (de vida o muerte).
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Si padeces de éste síntoma, en primer lugar debes observar que lo desenlaza, ya que al determinar qué estímulo da el puntapié inicial, podrás buscar esa misma señal en algo que te ocurrió en el pasado o en el de tus ancestros. Incluso al saber que es un mecanismo de tu cerebro, es importante que observes los pensamientos, ya que el estímulo puede venir de allí y que al ser consciente de eso, con entrenamiento repetitivo, puedes utilizar una respiración pausada para darle señales a tu cerebro de que todo está bien y que el peligro no está pasando realmente.
En el caso de haber vivido situaciones traumáticas o de abusos en los que por algún motivo no pudiste expresar tus emociones y sentimientos, busques alguna alternativa para comunicarlo, ya que sin dudas sería muy beneficioso para sanar este síntoma.
Elevar la autoestima o lograr el amor propio, se logra cuando expresamos el desacuerdo en situaciones que van o han ido en contra de nuestros sentimientos y emociones, sin olvidar nunca esa prioridad.
IMPORTANTE: Lo expuesto aquí no es un diagnóstico, sino que son generalidades simbólicas que se utilizan en la búsqueda del conflicto, siempre con la participación del consultante, indagando en su historia personal para que tome consciencia de lo que está generando el síntoma o el comportamiento que desea sanar.
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